2010-08-17 02:53:36
54 besosPor
MonimanInspirada y animada por mi paisana Alz, saco esto del cajon secreto, para que no se mosquee:
Esos 54 besos
Me decidí a sacar del cajón los 54 besos que me regalaste hace algunos días... ¿Te acuerdas?... Si, 54... Ni 55 ni 50... 54...Sé que esos fueron porque los conté y reconté, cerciorándome de no olvidar ninguno... Apagando el pánico de que algún bandido se me haya ido furtivamente, o mucho menos, -en algo que se hubiera convertido en una verdadera tragedia-, existiera uno que se quedara irremediablemente perdido...
Me dijiste en esa ocasión que tú querías saber del destino de cada uno de ellos, por lo que en el divino y honesto compromiso de rendirte cuentas, tomo el coraje y me dispongo a presentarte el siguiente informe:
1.- El primero lo puse en mi sien izquierda... No en la derecha, ¡para nada!, tenía que ser necesariamente en la izquierda... Donde se encuentran mis pensamientos, mis reacciones, mis principios... Y justo ahí donde nacen mis tendencias lúdicas, aquellas que me dan la posibilidad de crear y construir mi realidad cotidiana...
2.- El segundo, en el lóbulo de mi oreja izquierda, pero del lado de adentro, justo encima de mi temible y amenazante arete de pirata... Elegí ese lugar porque ahí es donde soy más sensible, y donde cierta ocasión me pareció escuchar el tono, la tesitura y el acento de tu voz... Donde se quedaron escondidas algunas de las palabras en que te leí, pero que en dos parpadeos se convirtieron en minúsculos pétalos que se suspendieron, salieron y me asaltaron las mismas dos veces, justo antes de ir a la cama, a dormir... Lo disfruté, si, el segundo efímero y volátil que duró...
3.- El tercero, en el ojo derecho, en la zona del lagrimal, invadiendo irreverentemente parte de la nariz y el pómulo... ¿Sabes? Este fue el sitio ideal para él, porque bendijo por una vez las ásperas lágrimas que mis demonios implacables obligan muy seguido a salir... Esas gotas turbias y malolientes que raspan y lastiman, pero que gracias a ese beso, fueron acompañadas por un minuto exacto, evitando diestramente esa insoportable interrogante llamada “lo sucesivo”...
4.- El cuarto en la zona de la nuca y espalda, en el centro... Ahí donde surge el embriagador deseo, pero también el inexpugnable miedo... Una sorprendente dualidad, que da como resultado el conocido y arrebatado escalofrío, el cual, como ya lo sé y lo aprendi, imposibilita y desconecta lo que comúnmente se conoce como “el control”... Ese lugar FUE estratégico, ya que tu beso estuvo destinado a pescar y reconstruir esta sensación, y aunque la dejó igualita en forma y fondo, la transformó en lo mismo, pero más intensa, con la contundencia que dejó salir por esa excepcional ocasión, el arrojo valiente que normalmente me permite seguir adelante, y salvar el pellejo como innumerables veces lo ha hecho...
5.- El quinto en la muñeca derecha, en el reverso, justo donde se asoma la telaraña vital que da vida a la razón de ser de mi mano, y que le da sentido a la forma en que me gano la vida... Ahí estuvo otro de tus besos, sin duda alguna, porque fue testigo de las cinco millones de guías que se generaron ahí, que partieron a explorar mis mundos, y que me dieron –como siempre- la voz que lucha por hacerles un lugar en el exterior a mis sueños y esperanzas...
6.- Y en mi labio inferior... Quise poner el sexto de tus besos ahí para poder adivinar por un instante a qué sabe tu whisky, para sentir la tibieza del humo de tu cigarro, y para percibir la alegría que traduces con unos sonidos secos cuando pienso que nunca estarás a mi lado... Eureka, lo logré... pero ¡ups!, sin darme cuenta, tu beso también devoró rápidamente mi vulnerabilidad en un acto de arrojo imperceptible... Pero bueno, finalmente terminé exclamando ¡Jah, todo salió muy bien! ya que, para mi fortuna, al mismo tiempo, él me devolvió a cambio tu olor y tu calor cuando tenía yo los ojos apenas un poquito cerrados.
Bueno...Los otros 49 los repartí en el resto de mi piel... Y lo hice consintiendo así sus tiernos reclamos, en esto que sólo atino a describir como una vergonzosa actitud de celos socarrones...
Te preguntaras ¿Por qué específicamente ESTOS BESOS?
Porque declaro que ELLOS fueron los culpables de golpear mis sentidos, y sonriendo me convencieron a abrirme, a perdonarme y a soltarme, por lo menos momentáneamente...
Lo único que me queda es agradecerte este obsequio, que además de todo lo que te conté, realizó el milagro de despertarme el lado sombrío que escribe para mí –y no por dinero-... Ese que estuvo impotentemente triste por no-sé-cuanto-tiempo... Esta otra faceta que me describe como mujer integral, gloriosa y dura... Dulce, débil, inflexible e intolerable... Y qué bueno, sirve de cascara al mito infranqueable –para mi, por supuesto... Para mí y nadie más, ni siquiera para ti-, de lo que es mi propia persona...
Mexico DF Verano 2010