Intentemos
Déjame unir mi piel con tu horizonte,
sentir tus laderas, que me llaman sedientas,
estrujar tus montañas, hasta que brote deseo,
subir al pico más elevado y sollozar en truenos,
de ahí, bajar por los prados ardientes hasta tu valle.
ahí otear, tu quebrada honda que desgrana pasión,
enfilar la dicha, en el claustro de tu río,
morir en partes iguales, al vaivén de nuestras olas,
porque llego la luna, con su cáliz de aromas,
cabalgando sin bridas, en una noche tuya y mía,
desbordando el océano, que se viene en cascadas,
dejarnos tendidos, esperando caducar el silencio.