Desde hace 10 años en la odisea de la mujer ideal
Hombre libre, sin religión oficial, sin militancia política, pero con ideología propia, creo en Jesucristo, capricornio, 47 años, soñador, sincero, leal, algo filósofo, sentimental, editor de noticias, hace 10 años desempleado, admirador del rey Salomón y del apóstol Pablo, lector consuetudinario, la televisión solo para ver el noticiero, una buena película o un documental de Animal Planet, National Geographic o Discovery Chanel, música de Kitaro, Karunesh y Vangelis para relajarme el alma, los clásicos latinos de los años 70 y 80 para recordar, desde hace décadas en la odisea de la mujer ideal, que sea soñadora, sincera, leal, libre, de cualquier signo, temerosa de Dios, emprendedora, con ideas claras, con tendencia a las cosas profundas, no menos de 30 años, ni más de 47, en lo posible delgada, que le guste beber, bailar o ir al cine, que no tenga límites, que sea perspicaz, no superficial, que odie el tabaco y todas las malditas drogas, de cualquier profesión menos auditora contable (pues suelen estar sin tiempo para nada), de cualquier oficio, que no le importe que yo tenga una hija, y viceversa, en lo posible que viva en Bolivia, y que tenga el alma de Rut (la mujer moabita de la Biblia), el corazón de María Magdalena, un poco de Ximena Galarza –aunque no tan alta– y algo de Carla Ortiz, en síntesis, una mujer que sea capaz de verme tal cual soy, con la expectativa de construir algo duradero, quizás por un buen tiempo, quizás por los días que nos quedan de vida.